martes, 14 de octubre de 2008

Coco Chanel, detrás del imperio

Chanel... al escuchar esta palabra, mucha gente visualiza por un momento elegantes vestidos y fragancias embriagadoras, es lógico, no en vano es el nombre de la marca de lujo que los consumidores han situado en el segundo puesto a nivel mundial.


En la actualidad, Karl Lagerfeld se encarga de mantener viva el alma y el prestigio de esta marca, pero nada de esto habría ocurrido si décadas atrás una joven llamada Gabrielle no hubiera abandonado el orfanato en el que vivía en busca de algo más.
En su aventura tuvo la suerte de contar con una particular habilidad como costurera, que la ayudó a convertir el nombre de Coco Chanel (su verdadero nombre era Gabrielle Bonheur) en un símbolo de elegancia y distinción reconocido en los círculos más exclusivos.

Mademoiselle Chanel supo combinar su ambición, inteligencia y esfuerzo pare ascender una escalera cuyo primer peldaño ya parecía inalcanzable y situarse en la cúspide de la moda. Se codeó con los personajes más influyentes de su época, logrando que los hombres más distinguidos quedaran prendados de ella. Entre ellos estaba el duque de Westminster.
Su pericia para atraer al sexo opuesto fue indudablemente una de sus mejores armas para lograr su objetivos, de hecho, fueron sus parejas quienes sufragaron los gastos necesarios durante sus primeros proyectos. Tuvo numerosas relaciones, aunque se dice su único amor fue Arthur Capel, un jugador de polo inglés que falleció prematuramente en un accidente de tráfico.

Vivió una vida brillante, oscurecida quizás por su ambición y frialdad, hasta que estalló la Segunda Guerra Mundial. Sus relaciones con personalidades del bando nacional-socialista le perjudicaron hasta el punto de obligarla a cerrar sus tiendas. Al acabar el conflicto regresó a la actividad, pero la moda había cambiado con la llegada de nuevos gigantes como Christian Dior. Continuó teniendo éxito, pero su época dorada ya había pasado.

Coco Chanel acabó sus días en una habitación del Hotel Ritz de París, donde residía de forma permanente.

Su vida estuvo marcada por el continuo esfuerzo, el sufrimiento y amargas decepciones que unidas a su poderosa ambición, la transformaron en una persona insatisfecha y exigente. Sus orígenes humildes no le impidieron alcanzar la gloria, pero esta última no pudo llenar los vacíos que sentía.



Bibliografía:

  • Coco, Cristina Sánchez Andrade, 2007 (RBA)

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