El baile no ha tenido siempre tantos estilos ni ha apreciado la creatividad como lo hace ahora, al menos entre los bailarines de élite. No es necesario retroceder demasiado en el tiempo para encontrarse con estilos clásicos y encorsetados que no permitían la más mínima improvisación.
Probablemente esta situación seguiría siendo la misma en la actualidad de no haber sido por personajes como Isadora Duncan.
Isadora Duncan reaccionó contra un mundo frío y milimétrico que dejaba al margen los sentimientos e introdujo en él movimientos que recordaban al batir de las olas en la playa.
Obviamente la novedad no gustó a todos pero la bailarina supo defenderlas y logró cambiar poco a poco el baile, que continuó evolucionando hasta convertirse en un ámbito tan rico en estilos y géneros como el que conocemos hoy. Como siempre, gracias a la el inconformismo, la perseverancia, el trabajo e irremediablemente el talento.
Bibliografía
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