sábado, 1 de noviembre de 2008

VIOLENCIA EN EL FÚTBOL


En 1863 se formó en Inglaterra un nuevo deporte, el fútbol, que dio lugar a la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA).
En 1960, el fútbol se hizo mucho más popular gracias a la prensa y a la televisión (actualmente no existe ningún país donde no se practique este deporte).
Desde sus comienzos han existido actos violentos. Primeramente fueron dirigidos hacia los árbitros y autoridades hasta llegar a los aficionados, incluso en algunas ocasiones, a los propios jugadores.
Se barajan diversos culpables: directivos, que aceptan la violencia, entrenadores, aficionados, jugadores, etc.
La rivalidad entre las hinchadas siempre ha existido, pero no hasta el límite de ahora.
Psicólogos afirman que el comportamiento de las multitudes dejan al descubierto que ciertos hombres aprovechan para hacer las cosas más terribles cuando saben que pueden salir impunes. La multitud modifica la conducta individual porque pueden hacer todo aquello que jamás harían estando solos.
La lista de fallecidos en España es bastante amplia:
Aitor Zabaleta, aficionado de la Real Sociedad, murió un día después de haber recibido varias puñaladas propinadas por hinchas del Atlético de Madrid.
En marzo de 1994, Emiliano López Prada falleció en un bar de La Coruña a causa de ser apuñalado por otro cliente cuando celebraba un gol del Barcelona.
En 1992, Guillermo Alfonso Lázaro, de 13 años, murió por ser alcanzado por una bengala en el estadio de Sarriá.
En 1990, un árbitro de regional falleció a causa de los disparos propinados por un policía que estaba ya jubilado.
Manuel Luque Castillejo, policía nacional, falleció por unos golpes que le fueron propinados mientras intervenía en una discusión en un partido de alevines.
Manuel Ríos falleció a causa de una paliza que le propinó un aficionado de su mismo equipo.
Y así hasta un sinfín de nombres.
Quiero destacar que por desgracia este no es un problema que afecta solo a España.
En todos los países del mundo estamos escuchando cada semana actos tan violentos o más como los que he citado anteriormente.
Quizás las medidas que se adoptan como sanción sean insuficientes, ¿a caso cerrar el campo durante x jornadas les sirve a los aficionados como medida correctiva?
Lo cierto es que los Gobiernos no se toman en serio este problema, pues como podemos comprobar las sanciones son insuficientes, ya que estos actos vandálicos siguen ocurriendo cada vez con más frecuencia.








Bibliografía:

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