Todos nosotros hemos pasado una buena parte de nuestra infancia enfrascados en diálogos y aventuras ficticias vividas por nuestras muñecas y muñecos, cuidadosamente seleccionados por nuestros padres.
Por lo que respecta al sector femenino, desde su nacimiento en 1959, Barbie ha sido una de las opciones más seguras. Esta muñeca se dio a conocer en la American Toy Fair, desde ahí, Barbie saltó a la fama.
En 1945, Harold Matson y Elliot Handler fundaron Mattel, que es en la actualidad la primera compañía juguetera de nuestro país. Fue la mujer de Elliot, Ruth Handler (en la foto), quien se dio cuenta de que su hija Bárbara prefería muñecas de aspecto adulto. En un primer momento, la idea no prosperó, no obstante, ante el posterior avance de otra muñeca alemana de las mismas características, Matson compró los derechos del juguete y Barbie -llamada así en honor a la hija de los Handler- pudo salir por fin al mercado. Supuso un auténtico record de ventas en el mismo año de su puesta en venta, se vendieron 351.000 muñecas por tres dólares cada una.
Según la física, si Barbie fuese una persona de carne y hueso, sería incapaz de mantenerse en pie debido a su complexión exageradamente delgada y su relativa altura; este hecho a levantado polémica en muchas ocasiones pues se ha especulado con que ha podido favorecer trastornos alimentarios en las niñas. A pesar de todo, no es más que un juguete, no está escrito que los juguetes tengan que responder a cosas absolutamente reales y físicamente demostrables, y de hecho no ocurre así.
Barbie ha formado parte de la vida de muchísimas niñas en todo el mundo, en muchos casos constituye una parte tan importante que nos hace sonreír con nostalgia cada vez que entramos en una juguetería y la descubrimos observándonos desde su embalaje, mientras espera la llegada una madre que decida que es digna de su hija.
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